Tras recorrer durante unos kilómetros la orilla sur del Patreksfjörður, el más meridional de los Fiordos del Oeste, la carretera 612, también conocida como Örlygshafnarvegur, gira hacia el interior de la península. Örlygshafnarvegur termina abruptamente junto a Bjargtangarviti, el faro más occidental de Islandia. Pero ni el faro, ni el cabo que se encuentra a poniente, suelen ser el motivo para recorrer la tortuosa pista de tierra. Éste se encuentra tan solo unos metros hacia oriente, donde una impresionante sucesión de acantilados recorre 14 kilómetros de costa, llegando a superar los 440 metros de altura.

Bjargtangarviti

Bjargtangarviti.

Látrabjarg comenzó a formarse entre 12 y 14 millones de años atrás, en una serie de erupciones subglaciares. Como suele ser común en los Fiordos del Oeste, entre las grandes erupciones había periodos de calma, durante los que se acumulaban sedimentos sobre la lava más reciente. El resultado es un terreno estratificado, en el que las capas de dura lava se alternan con otras de suelo blando. Éstas últimas se erosionan con más facilidad, creando terrazas que son perfectas para que aniden las aves. Algunas zonas de Látrabjarg, como Heiðnakinn, llegan a tener 26 capas sucesivas de lava, con sus correspondientes terrazas.

Pareja de fulmares

Pareja de fulmares.

Además, las aguas frente a Látrabjarg son increíblemente ricas en pesca. El gran Breiðafjörður genera fuertes corrientes, que tienen su punto álgido en Látraröst, una zona famosa por sus impetuosas aguas, rodeadas de bancos de peces. El resultado es un auténtico paraíso para las aves. Nadie sabe con certeza cuántas anidan en los acantilados, pero algunas estimaciones superan el millón de ejemplares. Hay quien dice que Látrabjarg sería la mayor colonia de aves de Europa.

Recorriendo Látrabjarg

Recorriendo Látrabjarg.

Como era de esperar, en un país que hasta tiempos relativamente recientes vivía a duras penas por encima del umbral de subsistencia, la abundancia de aves fue durante siglos un imán para los habitantes de la zona, que acudían a Látrabjarg a cazarlas y a recolectar sus huevos. Bajo los acantilados se extiende una costa rocosa, llena de escollos, en la que apenas hay lugares adecuados para desembarcar. La solución era descolgarse desde la parte alta de los acantilados, sujetos por cuerdas. Una práctica peligrosa, en la que no eran extraños los accidentes, que comenzó a caer en desuso después de que, en 1926, dos personas murieran despeñadas.

En el borde del acantilado

En el borde del acantilado.

En la actualidad, el acceso a Látrabjarg es bastante cómodo. Desde el pequeño aparcamiento que hay junto al faro, parte una larga senda que recorre el borde superior de los acantilados. Pero sigue siendo peligroso. Por una parte, los desprendimientos son relativamente frecuentes, pues la composición del lugar hace que éste sea muy vulnerable a la constante erosión del océano. Por otra, algunas especies de aves socavan el terreno al excavar sus nidos. Por tanto, nunca puedes estar seguro de que el borde del acantilado sea consistente. Sus rocas pueden estar a punto de desmoronarse, o lo que parece terreno sólido puede esconder una oquedad. Las zonas más peligrosas suelen estar marcadas, pero no es aconsejable estar de pie en el borde del abismo. Si quieres acercarte, la forma más segura es tumbándote en el suelo bocabajo, repartiendo tu peso por la mayor superficie posible.

Grietas en los acantilados

Grietas en los acantilados.

Entre las especies que frecuentan Látrabjarg encontraremos fulmares, alcatraces, araos, alcas y frailecillos. Sin duda, estos últimos son la estrella del lugar. Pero no logramos ver ninguno. Estábamos a finales de agosto, cerca de las fechas en que estas aves terminan el periodo de cría, para adentrarse de nuevo en las frías aguas del Atlántico. Según avanzábamos hacia el este, bordeando el acantilado, un chico joven que nos adelantó nos comentó que, por algún motivo que desconocía, ese año habían abandonado los nidos antes de lo habitual. Según nos dijo, se rumoreaba que en Heiðnakinn aún quedaba alguna pareja. Ni lo intentamos. Al fin y al cabo, el año anterior habíamos podido ver cientos de frailecillos en nuestra visita a Dyrhólaey.

Vista de los acantilados hacia el oeste

Vista de los acantilados hacia el oeste.

Recorrimos Látrabjarg en una mañana extraña. No tuvimos niebla, mi mayor temor en los habitualmente brumosos Fiordos del Oeste. Tampoco hacía un día espléndido, algo que jamás he visto en la zona. En días claros, desde Látrabjarg es perfectamente visible el Snæfellsjökull, en el extremo occidental de Snæfellsnes. Pero, aquella jornada, una extraña neblina desdibujaba el horizonte. La misma neblina enturbiaba los acantilados, haciendo complicado lograr fotos nítidas.

Fulmar volando frente a Látrabjarg

Fulmar volando frente a Látrabjarg.

En cualquier caso, disfrutamos de un día sin viento, en unos acantilados prácticamente vacíos de visitantes. La algarabía de millares de aves se mezclaba con el sonido de las olas. Las aves marinas pasaban continuamente frente a los acantilados, creando cientos de oportunidades fotográficas. Una suave brisa refrescaba el ambiente, trayéndonos un olor a mar en el que se mezclaban otros aromas, quizá menos agradables, pero que revelaban la increíble riqueza de la vida que se desarrollaba a nuestros pies. Todo ello, unido a la sensación de estar en uno de los «fines del mundo», creaba una extraña sensación de plenitud, de comunión con la naturaleza. Tuvimos que apelar a toda nuestra fuerza de voluntad para abandonar Látrabjarg y dirigirnos a nuestro siguiente destino.

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Para ampliar la información:

Muy interesante y muy buenas fotos en la entrada sobre los acantilados de GeoPercepción: http://www.geopercepcion.com/2019/06/latrabjarg-cliffs.html.

En inglés, Guide to Iceland tiene un largo artículo sobre el lugar: https://guidetoiceland.is/connect-with-locals/regina/latrabjarg-in-the-westfjords.

Por contra, la entrada en la web oficial de turismo de los Fiordos del Oeste es bastante escueta: https://www.westfjords.is/en/place/latrabjarg.

En Iceland The Beautiful hay una buena galería fotográfica: https://icelandthebeautiful.com/latrabjarg/.

Látrabjarg fue declarado lugar protegido en marzo de 2021, como podemos leer en un artículo de Iceland Review: https://www.icelandreview.com/nature-travel/icelands-largest-bird-cliff-latrabjarg-protected/.