Cuando desperté, sobre las siete de la mañana, navegábamos por el Golfo de los Ángeles, muy cerca del puerto. Aunque el día anterior habíamos tenido muy mala mar, la mañana era espléndida. No hacía casi viento, la temperatura era agradable y las nubes ligeras. Tanto que, a veces, el sol lograba traspasarlas.

Cagliari es una ciudad pequeña y el puerto está situado muy cerca del centro. Se podría ir andando, pero la autoridad portuaria lo prohibe, por lo que ponen a disposición de los viajeros un servicio de autobuses gratuitos que te dejan junto a la Vía Roma, una calle con unos bonitos soportales.

Bastión de Saint Remy

Bastión de Saint Remy.

Nuestro primer objetivo era visitar el bastión de Saint Remy. Aunque es bastante reciente (principios del siglo XX), tiene fama de ser el mejor mirador de la ciudad. Subimos por la Via Napoli pero, cuando llegamos, nos lo encontramos en plena remodelación, por lo que nos quedamos con las ganas.

Fracasado el primer intento, decidimos acceder a la ciudad vieja, o Castello, por la Porta dei Due Leoni. La puerta, construida en 1535, durante el largo periodo de dominio español, es el acceso meridional al recinto amurallado. Coge su nombre de dos cabezas de león situadas sobre la puerta. Desde allí fuimos al bastión de Santa Caterina, vecino al de  Saint Remy. Aquí si pudimos acceder al mirador, aunque la vista era algo peor, pues el propio Saint Remy la obstruía en el lado del mar.

Vista desde Torre dell'Elefante

Vista desde Torre dell’Elefante.

Callejeando, nos dirigimos a la Torre dell’Elefante. Construida en 1307, durante el dominio de Pisa, es una de las torres medievales que se han conservado hasta la actualidad. Está completamente restaurada y se puede subir hasta la parte más elevada, desde la que, finalmente, pudimos disfrutar de una vista panorámica de la ciudad. La torre mantiene su fisonomía original. Esto quiere decir que los largos tramos de escalera de madera que comunican los distintos niveles están muy expuestos. La subida se hace sin problemas, pero las personas con vértigo pueden pasarlo mal en la bajada. Aun así, merece la pena el esfuerzo.

Santa María de Cagliari

Santa María de Cagliari.

Tras descender de la torre y dar un pequeño paseo por la muralla aledaña, nos dirigimos a la Catedral de Santa María de Cagliari. El edificio tiene una larga historia, que se remonta al siglo XIII. La primitiva iglesia románica fue casi totalmente sustituida por otra barroca, que se finalizó en 1704. La actual fachada, de estilo románico pisano, es fruto de una reconstrucción de 1933. El interior de la catedral es bastante interesante, con numerosas capillas construidas a lo largo de los siglos de historia del edificio y un precioso púlpito del siglo XII, entre otros tesoros.

Santuario de los mártires

Santuario de los Mártires.

Personalmente, lo que más me llamó la atención fue el Santuario de los Mártires, al que se accede por unas pequeñas puertas junto a las escaleras de acceso al altar, que pueden pasar desapercibidas si no estás atento. La cripta, excavada en la roca debajo del presbiterio, alberga 179 nichos con reliquias de mártires, así como varias tumbas de miembros de la Casa de Saboya. Está totalmente recubierta de mármol, creando un efecto muy recargado pero interesante.

Siguiendo hacia el norte por la Via Pietro Martini, pasamos frente al antiguo Palacio Virreinal, residencia de los virreyes de Cerdeña desde 1337. Tras numerosas reformas, hoy es sede de diversas instituciones sardas. Un poco más adelante, en la Piazza dell’Independenza, hay un ascensor cuya plataforma de acceso sirve de mirador sobre la parte este de la ciudad.

Continuamos andando hacia el norte, hasta que llegamos a la antigua ciudadela, situada en la parte más alta de la ciudad. La mayor parte de sus edificios se han reconvertido en museos. La zona era el corazón del recinto amurallado de Cagliari, por lo que, además de la Torre di San Pancrazio, se pueden ver las antiguas puertas del Arsenal y Cristina.

Anfiteatro romano

Anfiteatro romano.

Saliendo por la Puerta Cristina, nos dirigimos al anfiteatro romano, situado en la ladera oeste de la ciudad vieja. Cuando llegamos, nuestra sorpresa fue mayúscula. Sobre los restos del antiguo anfiteatro, nos encontramos una estructura metálica en un estado ruinoso, a la que era imposible acceder. Posteriormente nos enteramos de la historia. En el año 2000 el ayuntamiento de Cagliari tuvo la «magnífica» idea de construir un graderío sobre las ruinas de un anfiteatro del siglo II, con el fin de utilizarlo para conciertos y espectáculos al aire libre (¿no había otro sitio en todo Cagliari?). La estructura, que debió costar una fortuna, en teoría no debía dañar las ruinas. El resultado no pudo ser más desastroso. Además de cubrir innecesariamente un emplazamiento arqueológico de primer nivel, la estructura acabó dañándolo. Al final, en 2011 se decidió retirar el engendro (otro dineral). Cuando hicimos la visita, llevaban cinco años con los trabajos de desmonte, que a fecha de hoy (2017) no han concluido.

Piazza Carlo Alberto

Piazza Carlo Alberto.

Tras esta decepción, decidimos encaminarnos hacia el este de la ciudad, cruzando de nuevo la ciudad antigua. Pasamos de nuevo por la Piazza Carlo Alberto, frente a la catedral, y salimos del Castello de nuevo por la Porta dei Due Leoni. Decidimos aprovechar para comer algo, lo que hicimos magníficamente bien en Luigi Pomata.

Después de comer, nos encaminamos a la Basílica de San Saturnino, la iglesia más antigua de Cagliari. No está muy clara la fecha de su construcción, aunque las primeras referencias al edificio son del siglo V. Sufrió mucho durante los bombardeos aliados de 1943, pero posteriormente fue restaurada en diversas fases. Estaba cerrada, por lo que únicamente pudimos ver su exterior.

Nuestra Señora de Bonaria

Nuestra Señora de Bonaria.

A continuación, nos dirigimos al Santuario de Nuestra Señora de Bonaria. El monasterio fue fundado en 1335 por Alfonso IV de Aragón. Junto al mismo se comenzó a construir, en 1704, una iglesia en estilo barroco. Las obras se prolongaron hasta 1926, por lo que finalmente el templo es de estilo neoclásico. A pesar de su valor arquitectónico y de su emplazamiento en una colina sobre la bahía, nos pareció un edificio frío, un tanto decepcionante.

Sant'Efisio

Sant’Efisio.

Tras una excursión no demasiado fructífera al este de la ciudad vieja, decidimos visitar el barrio de Stampace, situado justo al oeste de Castello, prácticamente bajo los bastiones de la ciudad amurallada. Nos pareció un barrio muy vital e interesante. A lo abigarrado de sus calles, se unían las vistas de las murallas, sin faltar los monumentos, como Sant’Efisio, una preciosa iglesia barroca, construida junto a lo que, según la tradición popular, son las catacumbas en las que estuvo preso el santo. La «Carcere di Sant’Efisio» todavía existe y se puede visitar, aunque nosotros nos la encontramos cerrada. Viajar en temporada baja también tiene sus inconvenientes.

Terminado el recorrido por Stampace, decidimos dirigirnos al barco, pues comenzábamos a estar cansados y no teníamos tiempo para visitar otra zona. Dimos un último paseo por la Vía Roma y el puerto, antes de coger el autobús de regreso. A las cinco de la tarde estábamos de vuelta en nuestro camarote.

Puerto de Cagliari desde Castello

Puerto de Cagliari desde Castello.

A pesar de llevarnos varios chascos, Cagliari me pareció una ciudad bonita y agradable, con un tamaño muy adecuado para la típica escala de un crucero. Además, el muelle de atraque está muy cerca del centro. Por tanto, es muy fácil moverte a tu aire y recorrer una parte sustancial de la ciudad en unas cuantas horas. El puerto es perfectamente visible desde la mayor parte de la zona turística, por lo que también es sencillo orientarse.

Del recorrido que hicimos, eliminaría la visita al este de la ciudad y al anfiteatro romano, al menos mientras no hayan terminado los trabajos de restauración de este último. En su lugar, quizá hubiera sido más interesante visitar alguno de los museos de la ciudadela.

Atardecer sobre las salinas de Cagliari

Atardecer sobre las salinas de Cagliari.

Mientras esperábamos la salida del barco, pudimos disfrutar de una preciosa puesta de sol sobre las salinas que hay al oeste de la ciudad, así como de la vista de Cagliari, bañada por la luz dorada del atardecer. En teoría, deberíamos haber zarpado a las seis de la tarde, justo al anochecer, pero hubo algún problema médico y estuvimos esperando a que una ambulancia evacuase a alguien del barco. Al final, acabamos saliendo del puerto pasadas las 18:30, cuando ya era totalmente de noche.

Algunos vínculos útiles:
En https://depuertoenpuerto.com/crucero-mediterraneo-occidental/ se puede ver el itinerario completo de nuestro crucero por el Mediterráneo Occidental.

La página Cagliari Sardinia contiene gran cantidad de información: http://www.cagliarisardegna.it/es/home.

En el blog Sardegna.com hay innumerables entradas con información sobre la ciudad: https://www.sardegna.com/es/blog/page/2/?s=cagliari.

Otra opción para ir en barco a Cerdeña es en ferry, con la linea regular Barcelona – Porto Torres. En https://www.dondevamoseva.com/viajar-cerdena-con-grimaldi-lines/ hay consejos e información práctica.

En inglés, se puede encontrar la página oficial de turismo de la ciudad en http://www.cagliariturismo.it/en.

En italiano, la web del puerto de Cagliari está en http://www.adspmaredisardegna.it/cagliari/.