Como les gusta decir a los holandeses, Dios hizo el Mundo, y los holandeses hicieron Holanda. La comparación entre un mapa de Holanda de mediados del siglo XVI y uno actual no puede ser más ilustrativa. Aunque siendo rigurosos, en realidad lo que los holandeses han hecho ha sido recuperar gran parte del terreno perdido en varias inundaciones catastróficas, principalmente de los siglos XII y XIII. Lo cual no quita mérito a la enorme obra de ingeniería que permite la existencia de una buena parte del país, que se encuentra bajo el nivel del mar.

Paises bajos-1

Cambios en la costa de los Países Bajos.

Hasta principios del siglo XIX, el acceso por mar a Amsterdam se realizaba por el Zuiderzee. Entre 1820 y 1824, para acortar la ruta de acceso a Amsterdam y solucionar los cada vez más acuciantes problemas con los bajíos en el Zuiderzee, se construyó un primer canal, el Gran Canal del Norte de Holanda (Noordhollandsch Kanaal). Pronto se mostró inadecuado, por lo que se decidió construir un nuevo canal, conectando directamente Amsterdam con IJmuiden, en mar abierto. Así, en 1876, nació el Canal del Mar del Norte (Noordzeekanaal). Con el tiempo, el antiguo Zuiderzee fue convertido en un lago de agua dulce (el IJsselmeer) y Amsterdam perdió el contacto directo con el mar, al haber tres obstáculos sucesivos cerrando el acceso natural: Oranjesluizen, Houtribdijk y Afsluitdijk.

De este modo, los barcos hoy acceden a Amsterdam a través de las esclusas de IJmuiden, que salvan la diferencia de nivel entre el mar abierto y la red interior de canales, que normalmente se encuentra bajo el nivel del mar. Una vez pasadas las esclusas, el canal, de unos 20 kilómetros de longitud, conduce directamente al puerto de Amsterdam, donde conecta con el Canal Amsterdam – Rin.

Para variar, no me desperté cuando el barco se detuvo a recoger al práctico, ni cuando atravesamos por primera vez las esclusas. El despertador sonó a las 7:00 y me asomé al balcón para ver donde estábamos. Para ser sincero, no me había documentado previamente, ni tenía una idea precisa de la ruta de entrada. De haberlo hecho, me habría levantado antes para ver el tránsito completo. Error de novato. En cualquier caso, al no ser Amsterdam el final de trayecto, tendríamos que recorrer el canal en ambos sentidos, por lo que tenía una segunda oportunidad.

Navegábamos justo al norte de Wespoort, el puerto industrial de Amsterdam, aunque como nuestro camarote estaba a babor, nuestra vista daba al lado contrario, hacia los polígonos industriales de la ciudad de Zaandam. A pesar de estar en un entorno industrial y fuertemente urbanizado, la navegación era bastante agradable. Por motivos de seguridad, los barcos tienen límites de velocidad muy estrictos en el canal. A mayor calado del barco, menor es la velocidad permitida, para minimizar las colisiones y evitar el efecto de succión en la popa del buque. El MSC Magnífica, con un calado de 7,85 metros, no podía superar los 7,5 nudos, por lo que avanzábamos lentamente, a menos de 14 kilómetros por hora, mientras el sol se levantaba sobre el horizonte de un día claro y con pocas nubes (hay que tener en cuenta que veníamos de Irlanda). La luz dorada del amanecer lo impregnaba todo. Tardamos un poco más de una hora en llegar a la flamante terminal de cruceros de Amsterdam, donde atracamos sobre las 8:30.

Saliendo de Amsterdam

Zarpando de Amsterdam.

A la vuelta, estaba preparado para disfrutar de la navegación. Comenzamos la maniobra un poco pasadas las 15:00 y las las 15:25 ya estábamos navegando, dejando al sur la Estación Central de ferrocarril de Amsterdam. Ahora nuestro camarote daba al sur, por lo que íbamos viendo pasar lentamente las instalaciones industriales y portuarias de Westpoort. El tiempo había cambiado, tornándose más nublado y, de vez en cuando, caían breves chubascos.

Tras dejar atrás la zona industrial, el paisaje se fue haciendo más rural, con bosques y campos verdes, aunque rodeados de autopistas, carreteras y canales, para que no olvidásemos que estábamos en Holanda, uno de los países más urbanizados del mundo. Como era sábado por la tarde, no había demasiado movimiento en el canal (alguna barcaza y sobre todo embarcaciones de recreo), lo que contrastaba con el intenso tráfico que podíamos ver en las autopistas cercanas.

Así, pasadas las 16:30 llegamos a la altura de Velsen-Zuid, una pequeña pedanía del municipio de Velsen, formada por varias casas de arquitectura tradicional agrupadas en torno a una iglesia. La imagen de un pueblo pequeño y tranquilo, rodeado de bosques, contrastaba con el paisaje que habíamos visto hasta entonces.

Esclusas de IJmuiden

Esclusas de IJmuiden.

Apenas unos minutos después, comenzábamos a reducir velocidad: nos aproximábamos a las esclusas. En IJmuiden hay cuatro esclusas independientes. Las más pequeñas (110 metros de longitud) son las dos construidas originalmente en 1876. Veinte años después se añadió una tercera esclusa, de 225 metros y, ya en 1929, se añadió la cuarta, de 400 metros, que es la que utilizamos nosotros. En su tiempo, fue la mayor esclusa del mundo por su longitud, aunque ya se está quedando pequeña, por lo que en 2016 ha comenzado la construcción de una quinta esclusa, de 500 metros de longitud. Debería estar operativa a finales de 2019, con lo que ese año IJmuiden volverá a tener la esclusa más larga del mundo.

La diferencia de nivel entre el canal y el Mar del Norte no suele ser muy grande. El cometido principal de las esclusas es impedir el efecto de la pleamar en el sistema interior de canales, así como mantener estable el nivel del agua en dicho sistema. Las esclusas, por tanto, no son profundas, como las que se pueden ver en el Duero portugués. Desde el barco la diferencia de nivel es casi inapreciable. A pesar de lo cual, el tránsito es bastante interesante. Se tarda aproximadamente 30 minutos en realizar la maniobra, por lo que lo mejor es situarse en alguna cubierta que permita moverse con facilidad y recorrer el barco en toda su longitud. Desgraciadamente, en el MSC Magnífica no podíamos acceder a ningún lugar que permitiera tener una buena vista a proa, por lo que pasamos prácticamente toda la maniobra en popa, con algún paseo ocasional a alguno de los costados del barco.

Forteiland IJmuiden

Forteiland IJmuiden.

Una vez superada la esclusa, se pueden ver hacia el sur las ruinas de la isla fortificada de IJmuiden. Sus fortificaciones fueron construidas, poco después de la finalización del canal, con el fin de defender el acceso a Amsterdam. Durante la Segunda Guerra Mundial, los alemanes las reformaron e integraron el la Muralla del Atlántico. Actualmente forman parte del conjunto histórico de la Linea Defensiva de Ámsterdam, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

El práctico abandonó el barco sobre las 18:00 horas y, unos 30 minutos después, navegábamos relativamente cerca de un parque eólico construido sobre el mar. Una hora después, lo que teníamos a babor, justo en la linea del horizonte, eran varias plataformas petrolíferas: la huella del hombre se resistía a desaparecer.

Mar del Norte en Holanda

Mar del Norte frente a Holanda.

Pasadas las ocho de la tarde, mientras el sol, acercándose al horizonte, jugaba entre las nubes, decidimos irnos a cenar.

Algunos vínculos útiles:
Se puede ver el itinerario completo de nuestro crucero en torno a las Islas Británicas en https://depuertoenpuerto.com/crucero-norte-de-europa/.

Página oficial del Puerto de Amsterdam sobre el canal (en inglés): https://www.portofamsterdam.com/en/shipping/seashipping/waterways.

Entrada sobre el North Sea Canal en la Wikipedia (en inglés): https://en.wikipedia.org/wiki/North_Sea_Canal.