En el año 1600, Yamauchi Kazutoyo participó en la decisiva batalla de Sekigahara como aliado de Tokugawa Ieyasu. Tras la victoria, le fue concedido el Dominio de Tosa, cuyos límites coincidían con la actual prefectura de Kōchi. Tan solo un año más tarde, emprendió la construcción de un castillo sobre la colina de Otakasa. La obra tardó diez años en ser completada. En 1727 sufrió un devastador incendio, por lo que el castillo fue reconstruido entre 1729 y 1753, manteniendo el estilo original. Estos son los edificios que han llegado a nuestros días. Kōchi forma parte del selecto club, con apenas una docena de miembros, de los castillos japoneses que sobrevivieron a la Segunda Guerra Mundial. De hecho, es el único en todo el país que mantiene intactos todos los edificios del honmaru, o recinto interior, incluidos el tenshu-kaku y la residencia del daimyō.

Detalle de la puerta Ōtemon

Detalle de la puerta Ōtemon.

A pesar de que el castillo de Kōchi era nuestra visita prioritaria del día, llegamos a sus puertas al filo de las 9:30 de la mañana. No pudimos evitar entretenernos en Nichiyo-ichi, el animado mercadillo que se instala todos los domingos en la calle que conduce al castillo. Tras pasar frente a la estatua de bronce de Yamauchi Kazutoyo, atravesamos Ōtemon, la puerta principal del recinto exterior. Levantada inicialmente en 1610, fue reconstruida en 1664, por lo que es la estructura más antigua del conjunto. Forma un ángulo de 90 grados con el lienzo de la muralla, haciendo complicado un ataque frontal. Nos llamaron especialmente la atención sus grandes vigas y puertas, de madera de zelkova, protegidas por láminas de cobre.

Muralla y puerta Tsumemon

Muralla y puerta Tsumemon.

Varios de sus edificios exteriores fueron destruidos durante la Restauración Meiji. Actualmente, parte del recinto exterior ha sido absorbido por la ciudad. Otra parte ha sido convertido en un parque, en el que se encuentran varias estatuas, un museo y una biblioteca. También tiene fama de ser un buen lugar para disfrutar de la floración de los cerezos. En cualquier caso, nuestro destino estaba en lo más alto de la colina Otakasa, desde la cual el tenshu-kaku dominaba la ciudad. Durante el ascenso, pasamos junto a la puerta Tsumemon, otra curiosa estructura defensiva. Lo que aparentemente es el acceso al recinto interior, en realidad conduce a un foso, convirtiendo a los atacantes en una fácil presa a merced del fuego cruzado de los defensores.

Salones de tatami

Salones de tatami.

Finalmente, tras atravesar el antiguo cuerpo de guardia situado sobre la puerta Tsumemon, llegamos al recinto interior. Al contrario de lo habitual en otros castillos japoneses, en Kōchi los edificios que utilizaba como alojamiento el daimyō están unidos a la torre principal. La torre y sus edificios anexos han sido convertidos en un pequeño museo, en el que se pueden ver diversos objetos históricos, paneles explicativos y una maqueta, que muestra el aspecto del castillo tras su reconstrucción a mediados del XVIII. Incluso hay algunas habitaciones que conservan el tatami original, que por razones obvias no pueden ser visitadas, pese a que es obligatorio descalzarse para acceder al interior de los edificios.

Tejados de kawara

Tejados de kawara.

Otro de los atractivos de la torre es poder subir a sus niveles superiores. No es un ascenso sencillo, pues la escalera es la original, muy inclinada y con peldaños estrechos. Pero merece la pena. Además de permitir apreciar la estructura interior del edificio, desde sus terrazas exteriores hay una magnífica vista sobre la ciudad, más allá de los hermosos tejados de kawara, las tradicionales tejas de arcilla negra tan características de los edificios históricos de Japón.

Vista desde el exterior del castillo

Vista desde el exterior del castillo.

Salimos del recinto interior por la Puerta de Hierro Negro, la auténtica entrada al honmaru. La larga rampa de acceso, oculta en un costado del castillo y expuesta al fuego lateral de los defensores, es una muestra más de los intrincados sistemas defensivos de los castillos japoneses. Un agradable paseo, descendiendo por los jardines del recinto exterior, nos llevó de vuelta a Ōtemon. Tras cruzar de nuevo la puerta, dos horas después de haber llegado al recinto, dimos por finalizada nuestra visita. El castillo de Kōchi fue, con diferencia, el más interesante de los que recorrimos durante nuestro viaje por Japón. A su espléndida ubicación, en lo alto de una colina, une un innegable interés histórico y un magnífico estado de conservación. Una visita imprescindible para cualquiera que quiera conocer Kōchi.

Para ampliar la información:

La web Japan Travel tiene una entrada sobre el castillo: https://www.japan.travel/es/spot/808/.

En https://depuertoenpuerto.com/crucero-extremo-oriente/ se puede ver el itinerario completo de nuestro viaje por Extremo Oriente.

En inglés, hay un extenso post en el blog Within Striking Distance: https://ittekuru.com/2017/06/24/field-report-kochi-castle-japan-19-november-2016/.

También se puede visitar la entrada sobre el castillo en la web Japan Visitor: https://www.japanvisitor.com/japan-city-guides/japanese-castles/kochi-castle.

La web oficial del castillo se encuentra en https://kochipark.jp/kochijyo/. Está solo en japonés, pero contiene una breve guía en inglés que puede descargarse desde https://kochipark.jp/kochijyo/side-contents/pamphlet.