Aunque el museo es un magnífico complemento de la visita al palacio, puestos a tener que elegir, en mi opinión es preferible prescindir de la visita a Cnosos y centrarse en visitar el museo. Muy bien estructurado, ofrece la posibilidad de poner en contexto las numerosas obras de arte y objetos que atesora, que van desde el Neolítico hasta la época romana.
Entre sus piezas se encuentran varias que todos somos capaces de reconocer, como la Diosa de las Serpientes o el fresco de las Damas de Azul. También es interesante la gran maqueta de madera del palacio de Cnosos, especialmente si se ha visitado anteriormente el yacimiento.
A diferencia de Cnosos, todos los elementos están muy bien explicados. En los que están restaurados, se diferencian claramente las partes originales de las reconstruidas, aportando además explicaciones que ayudan a poner los objetos en contexto.
En nuestro caso, aprovechamos las horas de mas calor, justo después del mediodía, para hacer la visita. No soy muy amigo de visitar museos durante los viajes. Normalmente, prefiero emplear el tiempo en conocer el «mundo real». Pero he de reconocer que, en el caso de Heraclión, la visita a su museo arqueológico fue, con diferencia, lo mejor del día.
El blog El Arte de la Mirada tiene una entrada muy interesante sobre el arte minoico: https://enclasedehistoria.wordpress.com/2014/07/12/escultura-y-relieve-del-arte-minoico/.
En https://www.depuertoenpuerto.com/wordpress/crucero-mediterraneo-oriental/ se puede consultar el itinerario completo de nuestro viaje por el Mediterráneo Oriental.