Entre los planes para el día que iba a pasar en Stavanger no estaba visitar el Museo Noruego del Petróleo. En realidad, no pensaba entrar a ningún museo. Mi motivo para ir a la ciudad era recorrer el Lysefjord en barco. Pero no pudo ser y acabé visitando nada menos que cuatro. Creo que es mi récord diario personal. El último fue el Museo Noruego del Petróleo, cuya extraña silueta me había llamado la atención un par de veces. La primera, durante mi paseo matinal hasta Ryfylkekaien. Más tarde, desde el Straumsteinsundet, mientras el renqueante Clipper pasaba frente a su fachada marítima intentando infructuosamente coger velocidad.

Zonas de extracción petrolífera en Noruega

Zonas de extracción petrolífera en Noruega.

Desde los inicios de la industria del petróleo en Noruega, a finales de la década de 1960, Stavanger se convirtió en su capital. No en vano Equinor, la antigua Statoil, una de las mayores empresas petroleras del mundo, tiene aquí su sede. Además, los muelles de Stavanger dan soporte a una industria que supone un importante porcentaje del PIB noruego. Por último, la ciudad acoge cada dos años Offshore North Sea, la segunda mayor exhibición del mundo relacionada con la industria del petróleo.

Cabeza de perforación

Cabeza de perforación.

El museo, diseñado por la desaparecida firma de arquitectos Lunde & Løvseth, abrió sus puertas en 1999. En parte se asienta sobre el agua, imitando vagamente la silueta de una plataforma petrolífera. En sus 5.000 metros cuadrados es posible encontrar todo tipo de elementos, como maquetas, mapas, gráficos explicativos y objetos relacionados con la historia de la industria, como el logotipo original que lucían las oficinas centrales de Statoil. También contiene diversos vehículos utilizados para mantenimiento y rescate en las plataformas petrolíferas, cabezas de perforación o incluso un retorcido fragmento de los restos de la plataforma Alexander L. Kielland, que protagonizó el mayor desastre de la industria noruega del petróleo.

Panel de control de cabeza perforadora

Panel de control de cabeza perforadora.

Como todo buen museo noruego, abundan los elementos interactivos. Es posible subirse a un vehículo submarino, o experimentar la sensación de agobio a bordo de una lancha de salvamento. Manejar el panel de control de una cabeza de perforación, sentirse tan aislado como un buzo en las profundidades del Mar del Norte o deslizarse por el tobogán de evacuación de una plataforma. También hay un interesante audiovisual que, de forma novelada, expone los cambios sufridos por el país desde el descubrimiento de petróleo en sus costas.

Vehículo de mantenimiento submarino

Vehículo de mantenimiento submarino.

Noruega tiene una relación ambivalente con su industria más pujante. Por una parte, ésta aporta una parte importante de su riqueza, en forma de puestos de trabajo muy bien remunerados y de uno de los mayores fondos soberanos del mundo. Por otra, el país no puede evitar sentir remordimiento por basar parte de su prosperidad en una industria tan peligrosa como contaminante. A lo que se une un cierto disgusto por el «dinero fácil», un concepto que no acaba de encajar en la cultura y la ética laboral de Noruega. El museo no oculta estas contradicciones, exponiendo la problemática que genera la industria, tanto desde el punto de vista ecológico como social.

Maquetas de plataformas petrolíferas

Maquetas de plataformas petrolíferas.

Personalmente, me pareció muy interesante la amplia exposición de maquetas a escala de plataformas petrolíferas. Había visto unas cuantas, en las costas de Escocia, Noruega o Malasia. Y esperaba volver a verlas en un par de días, durante la travesía entre Hirtshals y Tórshavn. Nunca me había parado a pensar que, al igual que un iceberg, la parte emergida era una fracción de la obra bajo el agua. Además, las maquetas permitían ver la evolución de las plataformas, alcanzando cada vez yacimientos a más profundidad.

Vestíbulo principal del museo

Vestíbulo principal del museo.

Sin sorprenderme tanto como el Museo Noruego del Enlatado, la visita al Museo Noruego del Petróleo fue una experiencia muy interesante, que me ayudó a comprender y poner en contexto una industria que, pese a sus zonas grises, está continuamente innovando, en los límites de la capacidad tecnológica humana, todo ello en un entorno tan increíblemente duro como el Mar del Norte. A pesar de su intento de mantener una posición equidistante, el museo no puede evitar exteriorizar un sentimiento de orgullo por ser la muestra pública de la capacidad de trabajo e ingenio que hace posible la extracción de gas y petróleo en las hostiles aguas de Noruega. En cualquier caso, un pecado comprensible.

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Para ampliar la información:

El blog Tu Hobbie tu Viaje tiene una larga entrada sobre el museo: https://tuhobbietuviaje.com/2015/08/10/museo-del-petroleo-stavanger-noruega/.

Si alguien tiene curiosidad sobre la evolución de Noruega en poco más de un siglo, le recomiendo visitar https://magnet.xataka.com/un-mundo-fascinante/noruega-antes-y-despues-del-petroleo-la-transformacion-del-pais-modelo-en-imagenes.

En https://depuertoenpuerto.com/de-oslo-a-reikiavik/ se puede consultar mi itinerario invernal entre Oslo y Reikiavik.

En inglés, la interesante web oficial del museo está en https://www.norskolje.museum.no/en/.

La web Arc Space tiene una descripción de la arquitectura del museo: https://arcspace.com/feature/the-norwegian-petroleum-museum/.

En el blog Life in Norway hay una entrada dedicada a la industria del petróleo y su evolución: https://www.lifeinnorway.net/norway-oil-history/.

Quien busque un análisis con mayor detalle, puede consultar https://www.norskpetroleum.no/en/framework/norways-petroleum-history/.

Por último, la web https://www.norskpetroleum.no/en/ es una auténtica mina de información sobre el sector.