Aunque en 1679 el clan Matsumae quiso establecer un puerto en el lugar, fueron los rusos los que, tras un primer intento en 1853, finalmente fundaron la actual Korsakov en 1869, bautizando el asentamiento en honor de Mikhail Korsakov, gobernador de Siberia Oriental. El lugar se convirtió en puerto de entrada para la población reclusa desterrada a Sajalín, siendo visitado por escritores críticos con el sistema penal ruso, como Antón Chéjov o Vlas Doroshevich. En 1904 fue testigo de un enfrentamiento naval entre las flotas zarista y nipona, que acabó con el hundimiento del crucero ruso Novik. Al año siguiente el puerto fue cedido al Imperio del Japón, junto con la mitad meridional de la isla. Antes de evacuar la ciudad, los rusos redujeron a cenizas sus edificios de madera. Rebautizada como Ōtomari, fue reconstruida por los japoneses, para volver a ser destruida en 1945 por las tropas soviéticas durante la última semana de la Segunda Guerra Mundial. Tan solo sobrevivió la oficina local del banco Hokkaidō Takushoku. Reconstruida por tercera vez, Korsakov superó brevemente los 45.000 habitantes durante los últimos años de la Unión Soviética. Desde su disolución, la ciudad no ha hecho más que languidecer. Actualmente su menguante población apenas alcanza las 33.000 personas.

Amanece frente a Korsakov

Amanece frente a Korsakov.

Llegamos a Korsakov tras un largo y tranquilo día de navegación desde Vladivostok. Finalmente, nuestro viejo amigo el tifón Francisco, con el que llevábamos varios días jugando al gato y el ratón, había desaparecido, perdiéndose en el Océano Pacífico tras atravesar el sur de Hokkaidō. Cuando salí a cubierta, pasadas las seis de la mañana, el Maasdam estaba fondeado a poco más de una milla del puerto. Aun estaba amaneciendo, pero a la tenue luz del alba se podía distinguir perfectamente la silueta meridional de la isla de Sajalín. Habíamos llegado a la escala más remota de nuestro viaje por Extremo Oriente.

Lanchas en la bahía de Aniva

Lanchas en la bahía de Aniva.

También era la única escala en la que había que desembarcar en lancha. El puerto de Korsakov, situado cerca del fondo de la amplia bahía de Aniva, no tenía ningún muelle adecuado para el Maasdam. Desde primera hora, comenzó el clásico trajín, con la tripulación haciendo descender las lanchas de emergencia, que se arremolinaban en torno al crucero. Finalmente, poco después de las nueve hicimos tierra en la costa meridional de Sajalín. La dificultad para conseguir un visado ruso y a la imposibilidad de encontrar medios de transporte fiables, nos habían empujado a contratar una excursión con la naviera. En las inmediaciones no faltaban lugares interesantes que visitar, como la costa del cabo Velikan o el impresionante faro del cabo Aniva. Pero todos estaban fuera de nuestro alcance. Nos tuvimos que conformar con una excursión a la vecina Yuzhno-Sajalinsk, capital de la isla.

Descargando el Kinteki Maru

Descargando el Kinteki Maru.

Mientras esperábamos el autobús, pudimos dar un breve paseo por los alrededores. El lugar, más que un puerto, parecía una chatarrería al borde del mar. En los decrépitos muelles que nos rodeaban se juntaba una extraña mezcolanza de barcos, en distinto estado de conservación. Algunos, incluso estaban directamente hundidos, con la parte superior de su estructura sobresaliendo por encima de las grises aguas del puerto, mientras se oxidaban lentamente en la húmeda atmósfera de Sajalín. En el muelle más cercano el Kinteki Maru, un buque con bandera de conveniencia de Sierra Leona, descargaba su mercancía ayudado por una grúa hidráulica. Su extraño cargamento resultó estar formado por coches japoneses cortados por la mitad. A pesar de estar supuestamente destinados al desguace, el esmero con el que habían sido despiezados y el cuidado con el que eran manipulados atrajeron nuestra atención. Era evidente que había algo extraño.

Korsakov

Korsakov.

Finalmente, partimos rumbo a Yuzhno-Sajalinsk. Mientras el autobús recorría fugazmente las polvorientas calles de Korsakov, tuve la sensación de retroceder a la Europa oriental que había conocido en mi infancia. La sensación de dejadez y decrepitud era similar. Hasta el camarada Lenin nos observaba desde un muro. La única diferencia apreciable radicaba en la relativa abundancia de vehículos de origen japonés. Algo impensable en la extinta Unión Soviética.

Yuzhno-Sajalinsk, la ciudad de los tres nombres.

Contra todo pronóstico, la excursión a Yuzhno-Sajalinsk acabó teniendo su interés. Además de visitar el interesante museo regional, nos permitió conocer, aunque fuera de forma fugaz, una pequeña ciudad de la Rusia profunda.
Entrando al puerto de Korsakov

Entrando al puerto de Korsakov.

Cuando regresamos, otro breve recorrido por las desiertas calles nos llevó de vuelta al puerto. Al igual que habíamos hecho en Vladivostok, el plan inicial era aprovechar para «despistarnos» y dar un paseo a nuestro aire por el lugar. Aunque, en principio, Korsakov no parecía tener ningún lugar atractivo, siempre es interesante caminar por cualquier ciudad de un país que apenas conoces. Ver su trama urbana, sus habitantes, sus bares o sus supermercados es una magnífica forma de apreciar la forma de vida local. Sobre todo en ciudades que apenas han sido tocadas por el turismo. Pero desistimos. El puerto tan solo tenía una salida, vigilada desde una garita elevada por un policía con cara de pocos amigos. Intentarlo era inútil y tan solo podía acarrearnos complicaciones.

Puerto de Korsakov

Puerto de Korsakov.

Mientras esperábamos la siguiente lancha, matamos el tiempo dando un segundo paseo por los muelles. El puerto tenía si cabe menos actividad que a primera hora de la mañana. Hasta la grúa que descargaba los coches del Kinteki Maru estaba ahora detenida. La extraña quietud, el aspecto decadente del lugar y la vaga sensación de hostilidad que trasmitía el entorno se combinaron para que, tan pronto como apareció una de las lanchas del Maasdam, no perdiéramos un minuto en subir a bordo.

Muelles de Korsakov desde el Maasdam

Muelles de Korsakov desde el Maasdam.

Una vez en el barco, pasamos lo que quedaba de tarde curioseando el puerto y la costa desde la seguridad de sus cubiertas. A ambos lados de Korsakov se extendía la costa baja y sin demasiado atractivo de la bahía de Aniva. Con aproximadamente 85 kilómetros de profundidad y 104 de distancia entre los dos cabos que marcan sus extremos sudoccidental y sudoriental, hubiéramos necesitado un día excepcionalmente claro para poder contemplar la amplia bahía. Pero la tarde era cada vez más brumosa y una espesa capa de nubes ocultaba el sol. La oscuridad aumentaba por momentos.

El Diabas se aleja rumbo a Korsakov

El Diabas se aleja rumbo a Korsakov.

Finalmente, poco antes de las siete de la tarde, un barco ruso se acostó al Maasdam y recogió al pequeño ejército de aduaneros que había a bordo. Al menos conté a 15, que llevaban buena parte del día revisando concienzudamente la documentación del pasaje y la tripulación. Finalizado el traspaso, el Diabas enfiló hacia la bocana de Korsakov, mientras el Maasdam viraba hacia el sur rumbo a Otaru, en el oeste de Hokkaidō. La costa meridional de Sajalín comenzó a deslizarse lentamente frente a nuestro costado de estribor. La misma costa baja y sin apenas interés que llevábamos viendo desde el alba, cada vez más difuminada por la bruma y la creciente oscuridad. En un par de horas, teníamos que navegar frente al cabo Crillon, la punta meridional de la isla, pero era evidente que para entonces la visibilidad sería nula. Cansados y hambrientos, decidimos irnos a cenar. En lugar de despedirnos de Rusia contemplando el faro del extremo sur de Sajalín, lo hicimos degustando un delicioso borsch, seguido por un golubtsy no menos apetitoso. Al día siguiente desayunaríamos en Japón.

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Para ampliar la información:

En https://depuertoenpuerto.com/crucero-extremo-oriente/ se puede ver el itinerario completo de nuestro viaje por Extremo Oriente.

En inglés, la información es muy escasa, más allá de las entradas sobre la ciudad en Wikitravel (https://wikitravel.org/en/Korsakov) o en la Wikipedia (https://en.wikipedia.org/wiki/Korsakov_(town)).

En http://travel2unlimited.com/sakhalin-korsakov/ hay una galería de fotos de la ciudad.

Se puede encontrar alguna información sobre el primer intento ruso de fundación en https://blogs.brown.edu/askb/2018/10/23/japanese-plan-of-the-first-russian-settlement-on-sakhalin-island/.

Quien quiera moverse por los alrededores, puede explorar la web de turismo de Sajalín y las Kuriles en https://gosakhalin.ru/en/.