San Zacarías es un buen ejemplo de la concentración del turismo en Venecia. Pese a estar a menos de cien metros de Riva degli Schiavoni, la mayor parte de los turistas se deja hipnotizar por la hermosa estampa de San Giorgio Maggiore (algo perfectamente comprensible) o por los quioscos llenos de recuerdos baratos que rodean la estatua ecuestre de Victor Manuel II (algo imperdonable). Pocos prestan atención a un angosto pasaje bajo una casa con aspecto decrépito, flanqueado por un hotel y una tienda de tabacos. Peor para ellos. Al otro lado se encuentra otra de las numerosas joyas escondidas de Venecia.

Sepulcro de San Zacarías

Sepulcro de San Zacarías.

La iglesia de San Zacarías hunde sus raíces en el siglo IX, cuando Giustiniano Participazio, el undécimo dogo de Venecia, mandó edificarla para albergar los restos del padre de San Juan Bautista, un regalo del emperador León V el Armenio a la ciudad. Poco después, fue anexado un convento benedictino. Ambos arderían en 1105, en un terrible incendio que, según la tradición, costó la vida de más de cien monjas. Tras una primera reconstrucción, entre 1458 y 1515 se levantó la iglesia actual, bajo la dirección de Antonio Gambello. La larga obra fue finalizada por Mauro Codussi, responsable de la espléndida fachada renacentista que hoy podemos ver.

Fachada de San Zacarías

Fachada de San Zacarías.

El templo acabó siendo una mezcla de estilos. Su construcción comenzó mientras el gótico daba sus últimos estertores en Venecia, para ser finalizado por uno de los máximos precursores del nuevo estilo renacentista. En ambos aspectos la iglesia es notable. Sus altos ventanales góticos son una rareza en Venecia. La fachada renacentista también es excepcional pues, pese a su sencillez, el juego de volúmenes crea un conjunto tan armonioso como lleno de contrastes.

Acceso occidental al Campo San Zaccaria

Acceso occidental al Campo San Zaccaria.

La plaza tuvo gran importancia en la historia de Venecia. Durante siglos, fue costumbre que el dogo acudiera a San Zacarias en el día de Pascua, acompañado de un vistoso séquito. El convento adyacente era el preferido por las familias de alta alcurnia, por lo que era famoso en toda la ciudad por las costumbres, bastante laxas, de sus monjas y novicias. Eran frecuentes las fiestas a las que acudían jovencitos enmascarados. Pero también tuvo su lado oscuro. En el 864 el dogo Pietro Tradonico fue asesinado a su salida de un oficio religioso. En 1172, el dogo Vitale II Michiel buscó refugio en la iglesia, acosado por una turba. La multitud, indignada por el fracaso del dogo en un ataque a Constantinopla y la peste que llegó a Venecia con los restos de la derrotada armada, alcanzó a Vitale en la Calle delle Rasse, a escasos metros de San Zaccaria. Herido de muerte, aun logró llegar hasta la iglesia, en cuyo interior permanece sepultado.

La Virgen y el Niño con santos

La Virgen y el Niño con santos.

Como tantas iglesias venecianas, San Zacarías es un pequeño museo pictórico. Sus paredes están adornadas con obras de Palma el Joven, Jacopo Bassano o Anton Van Dyck, entre otros. Pero el cuadro más destacado es La Virgen y el Niño con santos, una obra de Giovanni Bellini que ocupa un lugar preeminente en el altar mayor. Fue transportado a Paris en 1797, como parte del botín francés tras la conquista de la ciudad. Al contrario que otros, regresó a su emplazamiento original en 1816.

Capilla de San Tarasio

Capilla de San Tarasio.

La construcción de la iglesia actual se llevó a cabo respetando parcialmente el edificio medieval. Esto ha permitido que llegase hasta nuestros día otro de los elementos destacados de la iglesia: la capilla de San Tarasio, también conocida como Capilla de Oro. Su pieza central es el Políptico de la Virgen, una espléndida obra de Ludovico da Forli, con pinturas de Antonio Vivarini y Giovanni d’Alemagna. Los frescos que adornan la cubierta son obra de Andrea del Castagno y suponen la primera aparición en Venecia del estilo pictórico renacentista de influencia florentina.

Cripta inundada

Cripta inundada.

Curiosamente, en un templo tan cargado de arte e historia, el mayor reclamo turístico es su cripta. Y no por ser uno de los vestigios más antiguos que nos ha llegado del edificio medieval. La «gracia» de la cripta de San Zacarías estriba en que el paulatino hundimiento del terreno tiene como resultado que su suelo se encuentre prácticamente al nivel del mar. Por tanto, suele estar más o menos inundado, dependiendo del estado de la marea. Una magnífica muestra de las preocupaciones culturales de buena parte de los que en la actualidad visitan Venecia.

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Para ampliar la información:

Imprescindible visitar la entrada sobre San Zaccaria en el blog Viajar con el Arte: https://viajarconelarte.blogspot.com/2013/01/venecia-infinita-iii-la-chiesa-di-san.html.

En https://depuertoenpuerto.com/entre-los-dolomitas-y-ravena/ se puede ver el itinerario completo de nuestro viaje por el nordeste de Italia.

En inglés, muy interesante el post en The Churches of Venice: http://churchesofvenice.com/sanzacc.htm.

En Venezia Unica se pueden consultar los horarios de apertura: http://events.veneziaunica.it/content/church-san-zaccaria.