Si hay algo de sobra en Islandia son cascadas. Hay quien dice que su número superaría las 10.000. Aunque, en realidad, nadie las haya contado. Entre otras razones, por ser virtualmente imposible. Hay tantas, que algunas ni tan siquiera parecen estar cartografiadas. Por no hablar de aquellas que, fruto de la eternamente cambiante geología de la Tierra de Hielo, aparecen o desaparecen con el transcurso del tiempo. Si lo que acabo de escribir te parece una exageración, prueba a buscar en un mapa el salto de agua que visitamos durante nuestro recorrido por Lágheiði, o averigua la fecha del descubrimiento de Morsárfoss, en el valle de Morsárdalur, actualmente considerada la cascada más alta de Islandia.

El Kverna despeñándose en Kvernugil

El Kverna despeñándose en Kvernugil.

El río Kverna nace en Skógaheiði, cerca del extremo suroccidental del Eyjafjallajökull. Poco antes de unirse al Hofsá, se despeña desde una altura de 40 metros hasta el fondo de un pequeño cañón llamado Kvernugil. Hasta aquí, nada especialmente interesante. Lo que realmente hace que Kvernufoss merezca una visita es la posibilidad de adentrarse en la cueva que hay tras la cascada, observando ésta desde su parte posterior. Algo parecido a lo que podemos lograr en Seljalandsfoss, pero en un entorno mucho más tranquilo, sin tener que esperar turno para lograr verla desde una perspectiva poco habitual.

Skógafoss en invierno

Skógafoss en invierno.

Hay varios motivos por los que, al menos de momento, Kvernufoss es relativamente poco conocida. El principal es la cercanía de la espectacular Skógafoss, una de las cascadas favoritas del turismo en Islandia y de la que, en linea recta, apenas está a 1.580 metros. Además, resulta difícil pasar por la Ring Road y no ver Skógafoss. Kvernufoss también es visible desde la principal carretera del país, pero mucho más fugazmente. Para lograrlo, deberás saber previamente dónde está ubicada. Por último, en Skógafoss es posible aparcar a menos de 300 metros de la cascada. En Kvernufoss, tendrás que andar 800 metros. No son muchos, pero para determinado tipo de turismo, cualquier «caminata» superior al medio kilómetro parece ser una distancia insalvable. Afortunadamente, todo hay que decirlo.

En la puerta de Skógasafn

En la puerta de Skógasafn.

Aunque llevaba tiempo queriendo visitar Kvernufoss, por uno u otro motivo las circunstancias siempre me lo habían impedido. Finalmente, mi viaje invernal de 2023 me brindó la ocasión propicia. El mal tiempo en Dyrhólaey me empujó a visitar el interesante Museo de Skógar. Además de encontrarme a menos de un kilómetro de la cascada, haber accedido al museo me libraba de tener que pagar las 500 coronas islandesas del aparcamiento. Kvernufoss se ha unido a la creciente moda de cobrar por estacionar en los lugares turísticos de la Tierra de Hielo.

Llegando a Kvernugil

Llegando a Kvernugil.

Tras dejar atrás el aparcamiento y rodear una nave con todo el aspecto de ser una dependencia del museo, en apenas unos minutos llegué junto al río Kverna. Allí la senda giraba hacia el norte, rumbo al pequeño cañón. Poco después, al comienzo del primer repecho, la gravilla era sustituida por planchas de plástico antideslizante. En general la senda está al alcance de cualquiera. Ni por su longitud ni por su dificultad debería suponer el menor problema, a menos que haya demasiada nieve.

Kvernufoss desde la orilla de la poza

Kvernufoss desde la orilla de la poza.

La senda se complica en las inmediaciones de la cascada. En la última curva hay un desvío que, con cuidado, permite acercarse a la misma orilla de la poza en la que se desploma Kvernufoss. El camino principal sigue por unos metros, hasta finalizar abruptamente poco antes de alcanzar la cueva. Es posible continuar avanzando pero, al menos el día de mi visita, las rocas eran muy resbaladizas. Un poco antes del final sale un estrecho sendero hacia la derecha que, aunque estaba completamente embarrado, era la mejor opción para adentrarse en la cueva.

Kvernufoss a 28 mm

Kvernufoss a 28 mm.

Una vez en la cueva, el sendero desaparece. Aunque aquí la cantidad de agua pulverizada no es comparable a la de Seljalandsfoss, lo normal será encontrar el suelo embarrado o congelado, por lo que el lugar puede tener cierto nivel de riesgo. No hay ningún precipicio por el que despeñarse, pero si resbalas es sencillo acabar con un remojón o rebozado en barro. Para hacer una foto en la que se aprecien los bordes de la cueva, necesitarás un gran angular. Aquel día solo cargaba con una lente, que además no pasaba de los 28 mm., con el resultado que puedes ver sobre estas lineas.

Kvernufoss a 13 mm

Kvernufoss a 13 mm.

En cambio, con el gran angular del iPhone (13 mm.) pude hacer esta otra foto. Ten también en cuenta que, aunque el aire no esté lleno de agua pulverizada, siempre habrá pequeñas gotas, que pueden dañar tu cámara o mojar el objetivo. Salvo que busques una foto técnicamente complicada, puede resultar mucho más cómodo utilizar un smartphone resistente al agua. Visitando la cascada en un día bastante desapacible, con continuos chubascos, acabé haciendo prácticamente todas las fotos con el móvil.

Carámbanos en Kvernugil

Carámbanos en Kvernugil.

Más allá de la cascada, el propio cañón de Kvernugil tiene cierto interés. En los aproximadamente 400 metros de garganta podemos apreciar interesantes formaciones de hialoclastita y basalto que, el día de mi visita, se mezclaban con una asombrosa profusión de carámbanos. También me llamó la atención la cantidad de aves que buscaba refugio en las cuevas y recovecos de las paredes del cañón, aunque no pude identificar su especie. Quizá el mal tiempo las desanimaba a volar.

Kvernufoss

Kvernufoss.

Kvernufoss es una visita cómoda, que se puede realizar en aproximadamente 40 minutos. Dada su cercanía a la Ring Road, suele ser accesible todo el año, aunque en invierno es posible encontrar problemas en la senda de acceso. Si tu propósito es hacer fotografías, también deberás tener en cuenta el sol. La cascada está orientada hacia el sur-suroeste, al igual que el cañón. En un día nublado, como el de mi visita, esto no supone mayor problema. Pero si aciertas a visitarla en una jornada con sol, los contrastes con las zonas en sombra del cañón pueden ser muy intensos. En ese caso, creo que lo mejor sería intentar visitar la cascada durante el mediodía o a primera hora de la tarde.

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Para ampliar la información.

La web queverenislandia tiene una buena entrada sobre la cascada: https://queverenislandia.es/viajar/kvernufoss/.

También es interesante la entrada en Coleccionistas de Islas: https://coleccionistasdeislas.com/kvernufoss-todo-sobre-la-cascada-secreta-de-islandia/.

En FotoRuta nos dan consejos para fotografiar Kvernufoss: https://www.fotoruta.com/blog/2020/06/18/kvernufoss/.

En inglés, encontraremos un largo artículo en Guide to Iceland: https://guidetoiceland.is/connect-with-locals/regina/the-beautiful-kvernufoss-waterfall-the-less-visited-neighbour-of-skogafoss-waterfall-in-south-iceland.