Era nuestra última tarde en una Venecia extraña, azotada por la pandemia y la falta de visitantes. Una Venecia sin las habituales masas de turistas, mucho más íntima y tranquila de lo normal. En ese sentido, más parecida a la Venecia relajada que se puede disfrutar durante los días que van del fin de la Navidad al comienzo del carnaval. Pero sin ese clima invernal, gélido, húmedo y brumoso, que lo mismo puede convertir tu visita en un sueño etéreo que arruinarla completamente. Al fin y al cabo, estábamos a finales de agosto.

El traghetto de Santa Sofia

El traghetto de Santa Sofia.

Habíamos decidido dar un nuevo paseo sin rumbo por el sestiere de San Polo, pero esta vez derivando al sur, hacia Dorsoduro. La idea era callejear hasta que, tarde o temprano, nos diéramos de bruces con el canal de Giudecca. De camino, aprovecharíamos para cenar en algún restaurante que no conociéramos. En esta ocasión, arrancamos antes de las cinco y media, por lo que pudimos cruzar el Gran Canal por el traghetto de Santa Sofia, junto al hotel.

Pescaria de Rialto

Pescaria de Rialto.

Al otro lado del canal, el mercado del pescado de Rialto descansaba tras el habitual trajín matinal. Pese a su apariencia, el edificio que lo aloja se inauguró en 1907. Fue diseñado en 1900 por el pintor Cesare Laurenti y el arquitecto Domenico Rupolo, para reemplazar el pabellón metálico que, desde 1883, había servido para proteger los puestos de pescado. Acertadamente, decidieron crear un edificio de estilo neogótico, perfectamente integrado con su entorno.

Ruga Vecchia

Ruga Vecchia.

No teníamos ninguna prisa y aun hacía calor. Dos razones para buscar los callejones mas recónditos, en los que los rayos del sol apenas podían penetrar. Comenzamos nuestro largo peregrinaje zigzagueando por San Polo en dirección suroeste, intentando evitar tanto el Gran Canal como los campi que salpican el sestiere.

Ramo de la Donzela

Ramo de la Donzela.

Al principio de la historia de Venecia, el conjunto formado por los sestieri de San Polo y el vecino Santa Croce era conocido como Luprio. Era una zona de arenales, marismas e islotes. Luprio también contenía salinas, una de las fuentes de la riqueza original de la incipiente ciudad. La zona comenzó a desarrollarse en el siglo X. Durante el siglo siguiente se creó la red de caminos y canales.

Rio de le Becarie

Rio de le Becarie.

Acabamos llegando al Rio de le Becarie, así llamado por la presencia en sus inmediaciones de los carniceros. Antiguamente, era conocido como Rio Magadesso, que luego se convertiría en Rio di Ca’ Bellegno. En 1310 Bajamonte Tiepolo, un destacado miembro de la nobleza veneciana, quiso derrocar el orden establecido de la república. La intentona fracasó, dando lugar al nacimiento del Consejo de los Diez y al destierro de Tiepolo y sus principales colaboradores. Entre éstos, se encontraban los hermanos Querini, dueños de un gran palacio junto al canal. Éste fue derruido y, en 1339, se decidió trasladar las carnicerías de Venecia al solar resultante.

Calle Stretta

Calle Stretta.

Atravesamos el canal, para perdernos en la madeja de calles que había al otro lado. Un auténtico laberinto, con callejones sin salida, otros que terminaban abruptamente en un canal, o algunos tan estrechos que era imposible cruzarse en ellos con otra persona sin verte obligado a ponerte de perfil.

San Marcos y San Aniano

San Marcos y San Aniano.

Nuestro errático deambular acabó llevándonos nuevamente al Campo San Tomá, por donde habíamos pasado la noche anterior. Era más pronto y la plaza estaba completamente vacía, por lo que nos acercamos a curiosear en la antigua Scoletta dei Calegheri, sobre cuya puerta nos encontramos con un curioso bajorrelieve, obra de Pietro Lombardo. Representa a San Marcos sanando milagrosamente a San Aniano, patrón de los zapateros, que se había herido con un clavo mientras reparaba una de las sandalias del evangelista. En la parte inferior se pueden ver varios zapatos de la época.

Rio de Cá Foscari

Rio de Cá Foscari.

Era evidente que nos estábamos desviando, por lo que corregimos el rumbo, enfilando hacia el sur. Tras cruzar sobre el Rio de la Frescada, nos adentramos  en el sestiere de Dorsoduro, donde acabamos en el puente Foscari, sobre el Rio de Cá Foscari. Al otro lado, estaba la espléndida Cá Foscari. Pero, al contrario que el frente que da al Gran Canal, su otras fachadas eran bastante anodinas. Mas interesante era la espléndida puerta gótica que da acceso al jardín posterior del palacio. La orilla norte del canal está ocupada por el edificio de los bomberos, construido en 1928 según diseño de Brenno Del Giudice. Aunque desde nuestra ubicación era imposible apreciarlo, los cuatro grandes arcos que se abren sobre el canal alojan las lanchas rápidas utilizadas durante las emergencias.

Rio de San Trovaso

Rio de San Trovaso.

Seguimos callejeando, hasta atravesar el Rio de San Trovaso por el Ponte de le Maravegie. Hay dos versiones sobre el nombre del puente. La primera dice que en la jornada previa a su construcción se llevaron los materiales necesarios, con la idea de comenzar los trabajos al día siguiente. Pero al llegar la mañana, se encontraron con el puente milagrosamente terminado, sin que nadie supiera quién lo había hecho. La otra es una larga y rocambolesca historia de amor entre un apuesto gondolero y la más fea de siete hermanas. Tras haberla rechazado inicialmente, la actitud piadosa de ésta hizo recapacitar al gondolero, que acabó locamente enamorado de la joven.

Giudecca desde Fondamenta Zattere allo Spirito Santo

Giudecca desde Fondamenta Zattere allo Spirito Santo.

Aunque era pronto, estábamos cansados y hambrientos. Aprovechamos para cenar, con horario nórdico, en Cantinone Storico, un restaurante con terraza en Fondamenta Bragadin. La terraza tenía buena pinta, en un canal fresco y tranquilo, pero la cena fue mediocre. En cualquier caso, la pausa sirvió para que llegásemos al canal de Giudecca al comienzo del atardecer, con los rayos del sol iluminando lateralmente la Iglesia del Redentor, una de las obras maestras de Andrea Palladio.

Atardecer desde el Puente de la Academia

Atardecer desde el Puente de la Academia.

Pero era tarde para cruzar a Giudecca. Estábamos cansados y teníamos que preparar las maletas. Al día siguiente, partíamos para Madrid. Emprendimos el camino de regreso, ahora por el camino más recto, atravesando el puente de la Academia y, desde allí, por el sestiere de San Marco, al hotel. Lo que no impidió que, de camino, la menguante luz del crepúsculo nos brindara varias escenas hermosas.

Campo Sant'Anzolo

Campo Sant’Anzolo.

Atravesamos un Campo Sant’Anzolo asombrosamente tranquilo, pese a estar en pleno corazón del sestiere. La plaza tiene dos pozos del siglo XV, pero quizá su elemento más llamativo sea el cercano campanario de Santo Stefano, que asoma sobre los edificios de su extremo meridional. La torre presenta una evidente inclinación. En 2005 se comprobó que la parte superior del campanario estaba desviada dos metros de la vertical. El derrumbe del campanile de San Marco, en 1902, y el de la desaparecida iglesia del Arcángel Miguel, ocurrida en el siglo XV en este mismo campo, hacen que la inclinación sea monitorizada continuamente, además de haberse decidido no utilizar las campanas.

Rio de San Luca

Rio de San Luca.

Cruzamos por el puente de la Cortesia sobre un Rio de San Luca completamente vacío. Pese a que nos íbamos acercando progresivamente a la zona más transitada de Venecia y a que ahora no buscábamos los callejones menos frecuentados, seguíamos andando por calles tranquilas, en las que apenas coincidíamos con otras personas. Y éstas, la mayor parte de las veces, tenían todo el aspecto de ser trabajadores regresando a casa, pues eran más de las ocho y la mayor parte del comercio ya estaba cerrado.

Rio San Giovanni Crisostomo

Rio San Giovanni Crisostomo.

Incluso los canales rezumaban tranquilidad. Tan solo en el rio San Giovanni Crisostomo, que atravesamos por el normalmente atestado ponte dei Zogatoli, acertamos a ver un gondolero avanzando parsimoniosamente por sus aguas. Una extraña sensación de quietud parecía haberse adueñado de Venecia. En nuestra última noche entre sus calles y canales, la ciudad parecía empeñada en regalarnos su mejor cara, tan agradable como inusual.

Aterdecer desde Pesaro Palace

Aterdecer desde Pesaro Palace.

Llegamos al hotel justo a tiempo de ver cómo las últimas luces del ocaso se desvanecían hacia el oeste, mas allá de un Gran Canal completamente libre del animado tráfico que normalmente le corresponde a la principal arteria acuática de Venecia. La estampa era tan atípica como hermosa.

Ocaso en la Pescaria

Ocaso en la Pescaria.

Tan hermosa, que pese al cansancio pasamos un largo rato en el balcón, contemplando cómo la luz iba desapareciendo lentamente. Por unos breves minutos, la sensación de paz fue asombrosa. Aun mas intensa que la que habíamos podido disfrutar, en ese mismo balcón, durante el amanecer. El cansancio acumulado en una larga jornada, el renovado frescor que llegaba de la mano de la noche y una extraña sensación de nostalgia, por saber que estábamos viviendo un momento difícilmente repetible, se combinaron para darnos la mejor despedida que hubiéramos podido esperar de la ciudad más hermosa del mundo.

Para ampliar la información:

En Rodando por el Mundo describen un itinerario por Rialto y San Polo: https://www.rodandoporelmundo.com/paseo-venecia-rialto-san-polo-santa-croce/.

El mismo blog tiene otra entrada sobre Dorsoduro: https://www.rodandoporelmundo.com/de-paseo-por-venecia-dorsoduro/.

En la web Venecísima encontraremos un paseo virtual por Dorsoduro: https://www.venecisima.com/post/de-paseo-por-venecia-dorsoduro.

En https://depuertoenpuerto.com/entre-los-dolomitas-y-ravena/ se puede ver el itinerario completo de nuestro viaje por el nordeste de Italia.

En inglés, hay una entrada sobre la Pescaria en https://www.visititaly.eu/places-and-tours/pescaria-the-ancient-fish-market-of-rialto.

Quien quiera conocer la leyenda completa del Ponte de le Maravegie la encontrará en https://www.venetoinside.com/hidden-treasures/post/the-love-story-of-maria-del-ponte-de-le-maravegie/.

En https://bestveniceguides.it/en/2019/06/07/campo-santangelo/ nos cuentan la historia del Campo Sant’Angelo.

En italiano, Conoscere Venezia es una auténtica mina en la que descubrir lugares poco frecuentados: https://www.conoscerevenezia.it.

Quien quiera profundizar en la peculiar toponomástica de Venecia, puede visitar https://martinaway.com/toponomastica-veneziana-curiosita/.