Habíamos dejado Reikiavik​ para nuestro último día en Islandia. Básicamente por dos motivos. En primer lugar, nos parecía la visita menos interesante que íbamos a hacer en la isla. Además, reducíamos al mínimo la posibilidad de algún inconveniente que nos hiciera perder el barco. Si quedarte en tierra en un crucero suele ser cuando menos un serio inconveniente, hacerlo en ruta hacia Groenlandia hubiera sido un auténtico desastre, ya que era virtualmente imposible buscar un método alternativo para llegar.

Reikiavik​ es una ciudad relativamente moderna. Aunque fue el primer lugar de Islandia en el que se establecieron los noruegos, sobre el 870, inicialmente era otro asentamiento rural mas. Empezó a destacar sobre otros bien entrado el siglo XVIII, convirtiéndose en el principal foco del comercio de la isla. Cuando en 1845 se restablece el Alþingi, la sede del parlamento se muda desde Þingvellir hasta Reikiavik​. La ciudad fue desarrollándose en paralelo al creciente autogobierno de Islandia. Con la Segunda Guerra Mundial vinieron la ocupación aliada y la independencia del país, dando el empujón definitivo a la ciudad.

Puerto de Reikiavik​

Puerto de Reikiavik​.

Estábamos atracados en el extremo oriental del puerto de Skarfabakki, aproximadamente a cuatro kilómetros del centro de Reikiavik​. En condiciones normales, hubiéramos ido dando un paseo, aprovechando para ver algo por el camino. Pero la larguísima excursión del día anterior nos había dejado agotados. Elegimos la opción cómoda, cogiendo un taxi que nos dejó en la esquina de las calles Vesturgata y Grófin, en pleno centro de la ciudad. Nuestra idea inicial era, desde allí, ir regresando lentamente hacia Skarfabakki, mientras recorríamos la ciudad. Pero no pudimos evitar dar un breve rodeo para visitar el puerto viejo de Reikiavik​. Incluso estuvimos tentados de coger un barco para intentar ver ballenas. Finalmente, el mal estado de la mar y el hecho de que, esa misma tarde, íbamos a salir a alta mar casi por la misma zona, nos hicieron desistir.

Monumento al Burócrata Desconocido

Monumento al Burócrata Desconocido.

Retomamos el plan inicial, volviendo hacia el centro de la ciudad. Reikiavik​ fue, hasta 1944, poco mas que la capital de una pequeña y remota dependencia danesa. En consecuencia, no hay que esperar ver grandes edificios o monumentos. Pero es una ciudad tranquila, con muchas zonas verdes y con unas dimensiones que la hacen muy agradable para pasear. Nuestro primer objetivo era la catedral de Hallgrímskirkja, cuya inconfundible torre se ve desde prácticamente toda la ciudad. Fuimos dando un rodeo para pasar por el ayuntamiento, situado junto al Reykjavíkurtjörnin, un pequeño y apacible lago. El ayuntamiento aloja una magnífica oficina de turismo, que merece la pena visitar. Salimos del edificio por una pasarela peatonal que cruza sobre el lago en dirección este, llegando junto al Monumento al Burócrata Desconocido, una curiosa obra realizada en 1994 por Magnús Tómasson, escultor local poco conocido fuera de Islandia. No es una gran escultura, pero su carga simbólica es indudable. No pude evitar preguntarme por lo que pensaría el burócrata encargado de realizar las gestiones para su instalación.

Hallgrímskirkja y estatua de Leif Erikson

Hallgrímskirkja y estatua de Leif Erikson.

Tras atravesar un tranquilo barrio con numerosas casa de madera, llegamos junto a Hallgrímskirkja. La catedral luterana fue edificada entre 1945 y 1986, con un diseño inspirado en la arquitectura expresionista. Su interior es bastante espartano, con el único aliciente de un gran órgano que se terminó de construir en 1992. La torre de la catedral, de 74 metros, es el edificio mas alto de la ciudad. Subimos a su mirador, desde el que pudimos contemplar una interesante vista de Reikiavik​ y sus alrededores. Frente a la catedral hay una estatua de Leif Erikson, el descubridor de la mítica Vinland. Es un regalo de los Estados Unidos al pueblo de Islandia para conmemorar el milenario del Alþingi en 1930.

Calle Laugavegur

Calle Laugavegur.

Retrocedimos de nuevo hacia el centro, dando un paseo por la calle Laugavegur, en la que se concentra buena parte del comercio de la ciudad. Laugavegur, que en algún tramo es peatonal, es un lugar bastante concurrido. Gran parte de los que paseábamos por la calle éramos extranjeros, llegados a Islandia de las cuatro esquinas del globo. La oferta comercial se ha adaptado a ésta coyuntura, con múltiples tiendas de ropa deportiva y numerosos locales de hostelería.

El puerto de Reikiavik​ desde el interior del Harpa

El puerto de Reikiavik​ desde el interior del Harpa.

Como no podía ser menos, en el centro de la capital de Islandia encontramos varios edificios oficiales, como la sede de la Oficina Presidencial o el Alþingi. Pero, en un país pequeño, joven y con poca tendencia a la ostentación, eran construcciones modestas, que en cualquier otro lugar hubieran pasado totalmente desapercibidas. El único edificio que realmente nos llamó la atención fue el Harpa. La flamante sede de la Orquesta Sinfónica de Islandia se levanta junto al mar, en un lateral del puerto antiguo de Reikiavik​. Construido entre 2007 y 2011, las formas irregulares del edificio se inspiran en la geología de la isla. Es interesante entrar al vestíbulo central del edificio, para apreciar mejor sus peculiares formas, con la posibilidad añadida de ver alguna exposición temporal.

Höfði

Höfði.

Comenzamos el regreso al barco sin ninguna prisa, pues teníamos tiempo de sobra. Inicialmente habíamos pensado volver paseando por la orilla del mar, pero nos pareció mas agradable dar de nuevo un rodeo por el centro y hacer parte del camino por la calle Laugavegur. Regresamos junto a la costa a la altura de Höfði. La casa, construida en 1909, fue primero residencia del cónsul francés, luego la habitó Einar Benediktsson, un poeta y empresario islandés, y finalmente sede de la embajada británica, antes de ser adquirida por la ciudad en 1958. Pero su momento de gloria tuvo lugar en Octubre de 1986, cuando en sus salones se reunieron Reagan y Gorbachov, durante la Cumbre de Reikiavik, principio del fin de la Guerra Fría. La casa no se puede visitar, aunque en su exterior varios paneles explican la importancia histórica del lugar.

Vista desde Laugarnes

Akrafjall y Esja desde Laugarnes.

Desde Höfði, seguimos camino hacia Skarfabakki por la calzada peatonal que discurre junto a la linea de costa. Inicialmente, ésta era una escollera artificial. Pero, ya cerca de Skarfabakki, dimos de nuevo un breve rodeo para recorrer Laugarnes, el único tramo virgen en la costa norte de Reikiavik​. El pequeño promontorio fue una granja desde 950 hasta 1987, de la que quedan diversos restos arqueológicos. Actualmente está ocupado por unas pocas casas, de aspecto y ubicación envidiables, y un museo de escultura. Pero lo que mas nos gustó de Laugarnes fueron sus vistas. Tras un día en Reikiavik​, poder contemplar de nuevo, aunque fuera brevemente y a lo lejos, el tan hermoso como áspero paisaje de Islandia, sirvió para recordarnos el motivo de nuestra visita al país.

Algunos vínculos útiles:
En https://depuertoenpuerto.com/crucero-trasatlantico/ se puede ver el itinerario completo de nuestro crucero trasatlántico.

La página oficial de turismo de Islandia tiene una entrada con actividades recomendadas en la ciudad: https://guidetoiceland.is/es/guia-de-reykjavik/las-10-mejores-cosas-para-hacer-en-reykjavik.

El blog Viajeros Callejeros tiene un largo post sobre una visita de un día a Reikiavik​, hecha en una jornada bastante soleada: https://www.viajeroscallejeros.com/reikiavik-en-un-dia/.

En Viajes Chavetas hay un artículo con mucha información práctica: https://viajes.chavetas.es/guia/islandia/que-ver-reykjavik-un-dia-capital-mapa/.

También es interesante la entrada en el blog Lugares y otras Curiosidadeshttps://lugaresyotrascuriosidades.net/reikiavik/.

En inglés, muy recomendable la página oficial de información turística de la ciudad: https://visitreykjavik.is.

Siempre es interesante consultar un blog de alguien que resida en la ciudad, como I heart Reykjavíkhttps://iheartreykjavik.net.